Su lugar de trabajo por 40 años

Punta Arenas, 09 de enero de 2018.- Sorprendido se mostró don Rolando Ritter cuando los funcionarios y la autoridad provincial comenzaron a mover sillas y dejar un espacio en el hall de la institución para luego rendirle un sencillo, pero sentido homenaje, por el orgullo de que un ex funcionario de la gobernación recibiera un reconocimiento tan especial como es el Premio por la Paz 2017 entregado por la Iglesia Católica, a través del Obispo Bernardo Bastres.

Y no podía ser de otra manera porque don Rolando representa al empleado que todos quisiéramos encontrar en una institución fiscal o particular, donde las personas acuden porque necesitan resolver sus dudas, sobre todo cuando se trata de gente que llega desde un país distinto y particular: “Me pongo al otro lado de la historia, en ese lugar cómo quisiera que me atiendan, como quisiera que me explicaran los requisitos para tener una residencia, por ejemplo. Quizás es parte de lo que soy, no lo hago para el momento, soy así, me criaron así, tengo esa forma de tratar a las personas, es algo propio, no tengo un doble estándar, para mí son todos iguales personas”, expresa con emoción

Luego de haber jubilado, con la experiencia en esa actividad que realizó tantas veces, comenzó a hacer asesorías a las empresas que trabajan con personas migrantes, empresas que alguna vez atendió y que siempre tuvieron la información oportuna, personas que sabían que en la gobernación en extranjería había una atención pertinente para todos ellos.

La gobernadora provincial de Magallanes, Paola Fernández Gálvez, destacó el valioso aporte que el Sr. Ritter ha sido para cientos de personas migrantes que han tenido la suerte de recibir su atención. “Don Rolando es un ejemplo a seguir, con una trayectoria destacada, que ha puesto a servicio de los demás, tanto que le ha llevado a ser merecedor de este significativo Premio por la Paz, por el respeto, credibilidad y ayuda que ha prestado a los demás”

Desde aquel 01 de septiembre de 1972 que hizo su ingreso al Ministerio del Interior, hasta hoy, la entonces “Unidad” de Extranjería, que don Rolando siente “como un hijo que ayudó a formar” ha crecido, se ha transformado, pero sin lugar a dudas siempre llevará algo de su esencia, de su buen servir como funcionario público y de su significativa entrega hacia los demás.

Por esa razón las diferentes muestras de aprecio,  que ha recibido por estos días don Rolando, por usuarios, la comunidad y a la que se suma esta manifestación de cariño expresada por sus compañeros de trabajo, por una gobernación que no lo olvida.